martes, 13 de diciembre de 2011

Ensayo del 9 de diciembre

Allá que iba otro viernes camino de Cáceres deseoso de probar unos cuantos sonidos nuevos en el local de ensayo. Como me cae lejos, solo puedo ensayar una vez a la semana, así que me paso practicamente siete días añorando tocar con mis compañeros, extrañando las hipnóticas melodías de piano de Carlos, los detalles flipantes del bajo de Sebastien, los ritmos raros de la personal batería de Raúl, y la dulce desgarradora voz de Ana. Si a eso le añadimos que últimamente solo cato mi ampli a válvulas en los ensayos... podéis imaginar que la carretera de Olivenza a Cáceres se acorta a mi percepción.

Bueno pues al poco estábamos con los cacharros montados, los cables enchufados y las válvulas calentitas ahí repasando temas. Había sido una semana de darle vueltas a un tema que tenemos ahora como embrión, una joyita de canción que está naciendo y que sabemos cómo va a ser pero aún no podemos interpretarla correctamente. Este hecho que os cuento nos influyó en los primeros temas que repasamos aquel día, nos provocó pifias y despistes varios.

Un rato después llegó Ana y todo cambió, pareció que su voz nos sacó de la empanada mental y el despiste. De pronto la emoción, la precisión, y el "feeling" volvía y las canciones ganaban en intensidad, crecían en la interpretación y el grupo sonaba a eso... a grupo.

Habíamos empezado a eso de las 19:00 horas a tocar, sobre las 21:30 o por ahi estábamos los cinco en faena, y ya no sé qué hora sería cuando un par de buenos amigos se presentaron con una botella de vino y un par de pizzas. El chantaje era claro e inminente, "si queréis pizza nos tenéis que tocar una canción". Aquellas almas impías de músicos currantes hambrientos y el deseo de enseñar las canciones con los nuevos cambios, nos llevaron a tocar "A Chance to Return" y "Neon Lights". Dos temazos que nos quedaron relucientes, límpidos y emocionantes como nunca antes nos habían salido.

Un parón para atacar a las pizzas y un vasito de vino para acompañar... y al poco estábamos tocando "Interludio", que la verdad que es una canción tan bonita que casi es difícil tocarla mal. Personalmente ya estaba flipando de cómo iban sonando los temas, así para cuando empezamos con "A last song to say Good Bye" se me pusieron "los pelos de gallina y la carne de punta" escuchando a mi grupo, disfrutando de tocar con ellos y de sentir que somos un grupazo como la copa de un pino.


La cosa terminaba con un par de versiones improvisadas y un temazo como el "A day to Forgive", muy buenas sensaciones, las pilas recargadas y la ilusión renovada. Con todo eso que sin planear vivimos juntos el viernes pasado, solo puedo agradecer a todos los que allí estuvimos el haber compartido uno de los mejores viernes de mi vida. Gracias chavales y larga vida a Hemingway Noise!!!!!!!